“Relanzamiento de Amargo Obrero: Una historia renovada para un clásico argentino”
En el corazón del proyecto, el desafío era claro: devolverle a Amargo Obrero su protagonismo como símbolo indiscutido del aperitivo argentino, conectando su rica historia con las nuevas generaciones.
Rediseño de etiqueta:
Nos sumergimos en los archivos y encontramos la botella más antigua de la marca. A partir de ahí, trabajamos en un rediseño que unificó la nostalgia de la etiqueta original con la modernidad de la actual, logrando un equilibrio perfecto entre tradición y contemporaneidad. El resultado: una nueva etiqueta que celebra la autenticidad de Amargo Obrero sin perder su esencia histórica.
Campaña de contraetiqueta:
La contraetiqueta no solo informaba, sino que contaba una historia: la lucha por “salvar al sifón”, un elemento icónico que está desapareciendo. Este mensaje se convirtió en un llamado emocional y cultural que resonó en cada botella.
Intervenciones urbanas:
El espíritu rebelde y auténtico de Amargo Obrero cobró vida en graffitis estratégicos, ubicados en puntos clave de la ciudad. Con titulares contundentes y visuales impactantes, cada mural se convirtió en una declaración de principios que conectaba con el público.
El jingle y la propaladora:
Creamos un jingle que combinaba la frescura y el ritmo actuales con un guiño nostálgico al pasado. Para amplificarlo, adaptamos una propaladora que recorría los barrios, llevando la música y el mensaje de Amargo Obrero a cada esquina, reviviendo el encanto de la comunicación cercana y barrial.cazador-recolector: donde otros ven pedidos, ellos encuentran auténticos
botines. Para esta propuesta disruptiva, construimos un universo de marca que
combina la urgencia de un cazador con la recompensa del gourmet. El naming,
el tono y la identidad visual juegan con el concepto de ‘la búsqueda perfecta’,
transformando cada comida en un trofeo y cada usuario en un hunter
satisfecho.”



Resultados:
Amargo Obrero volvió a ser parte de las charlas, las mesas y los momentos cotidianos. Más que un relanzamiento, fue un movimiento cultural que rescató lo mejor de nuestra identidad, posicionando a la marca como un verdadero ícono atemporal.
Amargo Obrero no solo se bebe, se vive.
Porque en cada sorbo, hay historia. Y en cada historia, una nueva oportunidad de brindar por lo auténtico.